Tengo ganas. Pequeñas, pero ganas de empezar de nuevo. Ganas de sentir que puedo con todo, que tengo el mundo a mis pies. Yo soy la dueña de mi vida. Sí, yo. Sólo yo. Ganas de reírme por todo y no volver a llorar nunca. Nunca más. Seré eso que siempre he soñado ser: yo misma. Sin máscaras ni secretos. Tengo ganas. Sí. Muchas. Muchísimas ganas. Pero no te quiero olvidar. No. Eso no. Eso nunca. Cada día me acuerdo de ti, ¿sabes? Me acuerdo de cada momento a tu lado, de cada beso, de cada risa. Pero poco a poco me estoy recuperando. Y seré la de antes. No. Seré mejor. Sé feliz. Y, por favor, nunca te olvides de mí. Recuérdame como alguien especial. Alguien que te lo quiso dar todo y que nunca te pidió nada. Y yo te recordaré como la primera persona a la que amé. Y como la persona a la que nunca, nunca dejaré de amar. Por favor, no vuelvas. Nunca he sabido encontrar el modo de decirte que no. Y eso no cambiará. Si volvieras ahora, todo volvería a ser como antes. He dicho que no fue perfecto. Ahora me doy cuenta de que fue justamente lo contrario. Pero tranquilo, recordaré sólo lo bueno, aunque no pueda recordar mucho.
Dicen que a la primera persona a la que se ama nunca se deja de amar...
ResponderEliminarYo creo que nunca se olvida el primero amor, pero que sí se apaga la llama de cariño y pasión que por él o ella se siente.
Y por supuesto que volverás a ser la misma persona que fuiste y a reír con la más espontánea de las alegrías.
:)