miércoles, 26 de mayo de 2010

Sempre lui.

"Y si vuelve, ¿qué harás si vuelve?" No creáis que nunca me lo he preguntado. Es más, creo que me lo pregunto todos los días. ¿Que haré? Es difícil pensar en eso. Creo que por mucho que le de vueltas no lo sabré nunca a no se que vuelva. Ha sido, es, y será mi primer amor. Siempre. Eso no lo puede cambiar nadie en todo el mundo. Y dicen que el primer amor no se olvida. Siempre le voy a querer, siempre. Siempre le voy a recordar. Pero puede que algún día recordarle no sea triste. Puede que las lágrimas se conviertan en sonrisas. Y que me ría de haberlo pasada tan mal por una "tomtería". Sí, creo que de todo, eso es lo que más miedo me da. Pero tengo ganas de que vuelva. Tantas. Para saber si, por lo menos, esto me ha enseñado a decirle que no. ¡Decirle que no a él!, ¿te lo imaginas? No creo que haya nada más difícil. Si lo consigo, pordré comerme el mundo entero.

domingo, 23 de mayo de 2010

Femme fatale.

Única. Libre. Especial. Capaz de cualquier cosa. Puede con todo. Y tiene el mundo a sus pies. Puede que sea verdad, o un simple fruto de su imaginación soñadora. Pero no le importa. Lo cree así, y eso es lo verdaderamente importante. Ha llegado su momento. El momento de tomar sus decisiones libremente, de hacer lo que le venga en gana con quien le venga en gana. Porque ha descubierto el mundo. El mundo de verdad, como pocos la ven, sin máscaras ni capas que lo camuflen. Y lo importante para ser feliz en ese mundo es disfrutar el camino. Ningún final es bueno, ni especial, ni único. Son tristes, penosos, o feos. Por eso lo importante está en el camino. En todo lo que vives hasta llegar al final. Y, cuando el final llega, lo mejor es prepararse para un nuevo viaje. Sin penas, agovios o tristezas. Ahora, ella tiene en sus manos las riendas de su vida. Una vida llena de principios y finales, pero entre ellos, miles de experiecias maravillosas. Valiente. Sexy. Atrevida. Soñadora. Especial. Una auténtica femme fatale.

martes, 18 de mayo de 2010

La tua vita.

Cada día único. Especial. Días en los que te levantas de la cama con ganas. En los que todo tiene un sentido especial. Nuevas experiencias, nuevos momentos, cambiar las constumbres. Un olor. Un sabor. Y mil emociones que te hacen despegar, elevarte del suelo hasta llegar al cielo. Al paraíso. Un pequeño paraíso personal repleto de cosas buenas. Con cajas llenas de recuerdos. Abres alguna de ellas, por curiosidad, por melancolía. Y recuerdas risas y lágrimas, y vuelven a ti esos recuerdos especiales que nunca se irán, que seguirán en esas cajas esperando a que los descubras de nuevo. Y cada día, más y más cajas. Más y más esperiencias únicas. La vida sin más.

lunes, 17 de mayo de 2010

Comencemos.

Ese momento único. Donde se juntan el principio y el final. Donde tomas una decisión pudiendo tomar otra. Levantarse o seguir tirada en el suelo. Y te levantas, aun sabiendo que puedes volver a caer, es más, caerás de nuevo, seguro. Pero te levantas, porque tienes ganas de correr y gritar. Ganas de amar de nuevo. De nada sirve seguir tirada. Así que te levantas. Confusa al principio, extraña en ese mundo que acabas de conocer y del que, sin embargo, muchas cosas te suenan a aquel que un día tuviste en tus manos. ¿Mejor? No. Ni mejor ni peor. Diferente. Como todos lo que te irás encontrando poco a poco. Porque te queda mucho por vivir. Y deseas vivir cada instante como si fuera el último. Saborear cada segundo y celebrar cada minuto. Junto a él. Junto a ese nuevo "él". Del que no conoces tantas cosas, a quien estás descubriendo poco a poco. Pero de quien de mueres por saber cada mínimo detalle, cada recuerdo que guarda.

jueves, 13 de mayo de 2010

Disperazione.

Ganas de gritar. De correr toda la noche sin parar. Ganas de viajar a una isla. Desierta. Pero sola. No con él, como tantas veces soñaste. Ganas de volver a la seguridad de antes. Ganas de sentirte parte de algo que no se va a acabar. Ganas de no tener miedo. De estar enamorada. Y no de enamorarme. Ganas de ti. Y de él. De no sentir esto. Ganas de todas esas promesas. De tu risa. Y de tus escasos abrazos. Ganas de, por una vez en mucho tiempo, ser yo misma. Hacer lo que me apetezca en cada momento, reír de lo que verdaderamente me haga gracia, enamorarme de quien yo quiera y sufrir por mis elecciones. Ganas de tu boca. Y tu lengua. Y esa sonrisa que me vuleve loca. Y de ti también. De tu mirada. Esa mirada con la que lo conseguías todo. De tus llamadas y tus promesas. Rotas. Pero que un día me hicieron sonreír.

lunes, 3 de mayo de 2010

Ganas.

Tengo ganas. Pequeñas, pero ganas de empezar de nuevo. Ganas de sentir que puedo con todo, que tengo el mundo a mis pies. Yo soy la dueña de mi vida. Sí, yo. Sólo yo. Ganas de reírme por todo y no volver a llorar nunca. Nunca más. Seré eso que siempre he soñado ser: yo misma. Sin máscaras ni secretos. Tengo ganas. Sí. Muchas. Muchísimas ganas. Pero no te quiero olvidar. No. Eso no. Eso nunca. Cada día me acuerdo de ti, ¿sabes? Me acuerdo de cada momento a tu lado, de cada beso, de cada risa. Pero poco a poco me estoy recuperando. Y seré la de antes. No. Seré mejor. Sé feliz. Y, por favor, nunca te olvides de mí. Recuérdame como alguien especial. Alguien que te lo quiso dar todo y que nunca te pidió nada. Y yo te recordaré como la primera persona a la que amé. Y como la persona a la que nunca, nunca dejaré de amar. Por favor, no vuelvas. Nunca he sabido encontrar el modo de decirte que no. Y eso no cambiará. Si volvieras ahora, todo volvería a ser como antes. He dicho que no fue perfecto. Ahora me doy cuenta de que fue justamente lo contrario. Pero tranquilo, recordaré sólo lo bueno, aunque no pueda recordar mucho.